Mira,
Una cosa es lo que parece y otra muy distinta, la realidad.
Y es que cada realidad, es la que cada uno ve a través de sus ojos, según sus experiencias, y sus gafas de ver la vida.
A mí me encerraron durante 8 años en una casa con dos niños pequeños.
Una casa preciosa, eso sí…
De esas que desde fuera uno las ve y piensa… En una casa así solo se puede ser feliz.
Pero la realidad según la vive cada uno desde dentro, no tiene nada que ver.
Me casé y todo lo que había esperado que fuese, se convirtió en una prisión, tardé ocho
años en conseguir escapar, pero lo logré.
Lo que quiero decir, es que a veces hacemos cosas con intención de agradar
al otro, pero no son las que necesita.
Si no escuchamos lo que nos dice o le observamos para entender lo que siente, no nos
damos cuenta de si está disfrutando de la vida junto a nosotros, o es un puto coñazo.
Esto mismo pasa con los perros.
En los mejores casos, la gente les compra camas caras, pienso de élite, vestidos y luego los
deja 12 horas solos en un piso porque tiene que trabajar, sin buscar alternativas.
O en los peores casos, viven en una jaula durante 9 años como es el caso de Tucho un
podenco de 10 kgs. de un cazador, que seguramente pensaba que estaba más seguro y
feliz guardado en una jaula, que corriendo por el jardín.
Tucho es un perro normal, al que rescatamos hace una semana, sin problemas de
comportamiento que solo quiere ser libre y poder ver el mundo antes de morirse.
Lo que todos queremos vaya.
La diferencia es que para que él lo consiga te necesita a ti, su próxima familia.
Él no puede elegir ser libre, porque nació esclavo, o mejor dicho, nació libre como todos y lo vendieron como esclavo.
Y yo, que he vivido esa sensación de esclavitud y de vivir en una prisión, necesito liberarlo.
Tucho es alegre y divertido cuando le dejan, y también un poco coñazo porque va a esperar
de ti que vayáis a explorar las montañas juntos, en busca de un rastro que le haga recordar
su juventud, cuando aún le dejaban al menos de vez en cuando, olfatear el aire para
perseguir algún conejo.
Hace tanto de eso, que ya ni se acuerda…
Esta carta es para ti, si te quedan ganas de ayudar a alguien y de recibir todo el amor del mundo a cambio.
Busco una familia con ganas de sentir, oler, experimentar y vivir la vida junto a él, como si fuese el último día de su vida.
Busco la oportunidad de liberar de su prisión a Tucho, ya que nos lo devuelven y no puedo permitir que vuelva a otra jaula.
Si sientes que aún tienes algo para entregar al mundo, este es tu momento.
Te esperamos.
Contacta conmigo para conocer a Tucho. Está en L’Ametlla del Vallès. (Barcelona)
626 564 119
info@chamaneducacioncanina.com