Sal de la cárcel

Mira.

Una de las cosas que nos resultan más difíciles de llevar, es entender a los demás.

Es decir, entrar en la cabeza del otro para entender porqué hace las cosas que te cabrean tanto, y sobre todo, porqué cuando se lo dices, se queda a cuadros, mirándote como si no entendiera qué narices te pasa ahora.

Y el motivo por el cual se crean tantos malentendidos es porque no salimos de nuestra cabeza, de nuestra celda mental, como una cárcel en la que vemos la vida desde una sola perspectiva… La nuestra.

Y si esto nos pasa a todos los humanos entre nosotros por no tener más empatía y ponerte en el lugar del otro ( nos pasa a todos, muchas veces), imagínate cuando hablamos de ponernos en el lugar de nuestro perro.

Ya ni se nos pasa por la cabeza, imaginar si le apetece levantarse a las 6 de la mañana a hacer pipi porque a mi me gusta madrugar, si preferiría ir a dar un paseo por la montaña en lugar de ir a un centro comercial abarrotado de gente y ruidos, porque a mí me apetece que me haga compañía, o ya no te cuento, cuando me quiero ir de vacaciones y lo que tengo más cerca es dejarlo en una residencia con jaulas en donde me verá marchar sin él, pero cómo el que me vende el servicio me dice que se va a quedar muy contento, pues yo que el tema de la empatía lo tengo poco desarrollado, voy y me lo creo.

Sin mala fé, simplemente sin ponerte en su lugar una vez más.

Me quedo tan ancho y lo dejo allí a cuadros sin entender qué ha hecho para que lo dejes allí solo.

Hace años que hago residencia en mi casa, que de verdad te digo están mimados cómo mis propios perros.

Bueno, pues un día llegó uno que parecía Spiderman con botas de escalador.

En cuanto vió que su familia se iba sin él, empezó a trepar por la pared como si llevara ventosas en las almohadillas oye, no me lo podía creer.

Y es que los perros sienten cosas, y se añoran, y no entienden la mayoría de cosas que hacemos nosotros. Y se preocupan.

Pues imagínate cómo se pone cuando además por la noche en una residencia se queda solo. 

Para grabarlo.

Pero esto no te lo enseñan.

Te enseñan los 10 minutos en los que tu perro sale de la jaula a jugar.

Y una de las cosas que hace un perro preocupado es ladrar para llamarte.

Y créeme que puede ser muy insistente.

Por eso, porque llevo 46 años viviendo con perros, sé cómo hacerlo para que no se añore, se sienta en casa y te  espere acompañado de día y de noche, (ya que dormimos con él) contento a que vuelva a por él.

Por eso, sal de tu mente, y ayuda a tu perro en todos los momentos de su vida a ponerte en su lugar, siempre, sobre todo cuando lo dejas solo en vacaciones.

Para los que quieran disfrutar de un servicio especial SOLO para 5 PERROS que sepan relacionarse y dejarse mimar.

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