Mira,
una de las cosas maravillosas que me llevo de esta vida, es la habilidad que he desarrollado para entender con una sola mirada no solo lo que dicen los perros, si no, más allá de eso, cómo se sienten.
Tal vez sea porque desde que llegó mi primer perro a los 8 años, no he hecho otra cosa que observarles para aprender su idioma y para integrarme en sus vidas, llámame rara…
A lo tonto han pasado 46 años haciendo esto cada día .
La gente normal, lo hace al revés, se trae un perro a casa y espera que por generación espontánea aprenda a entender un idioma con sonidos extraños cómo las palabras, o las cosas que puede o no hacer, como subirse al sofá o hacer pis en el jardín, en lugar de en la cocina…
Luego, la gente se enfada cuando después de berrear como un ternero de 3 meses, el perro se asusta y se esconde debajo de la mesa o se tumba boca arriba en posición de “muerto”, porque entienden que está pidiendo perdón por haber hecho algo expresamente sabido y prohibido, cuando lo único que hace es ponerse a salvo de su enfado o expresar con “una señal de apaciguamiento”, un por favor, no te enfades volvamos a estar bien, sin tener ni idea de qué ha causado su enfado.
¡Casi na!
Ser perro es una odisea en el espacio, pero aquí, en la tierra.
No siempre soy consciente de que las personas “no ven” desde dentro a los perros por mucho que los cuiden y los quieran.
Estoy trabajando con una familia maravillosa que ha adoptado dos perros que vivían juntos, dos perros mayores, con sus cosas, sus miedos y sus taras como todos en esta vida tenemos.
Los humanos más que nadie acarrearmos una mochila de miedos en el corazón que nos impide ver más allá de nuestras narices, los perros también.
En este caso, dos perros que fueron abandonados en una protectora, y que han pasado un infierno emocional del que se están recuperando lentamente, con el cariño de esta familia que ha sido un regalo que les ha traído la vida en su vejez.
El otro día estábamos haciendo clase en la calle, y observaba la mirada de uno de ellos.
Había tanto dolor emocional acumulado en sus ojos, tanto cansancio de vivir… ese cansancio que experimentas cuando estás al borde del precipicio y no ves la salida.
Cuando le dices a la vida que ya no puedes más y sientes el aliento de la desesperación en tu cuello y estás a punto de rendirte…
Esto es muchas veces lo que he sentido cuando veo las miradas de muchos perros en jaulas de protectoras, la desesperación más absoluta.
Por eso os digo siempre que por favor, no compréis perros y dejéis de engordar a los criadores que comercian con las vidas de seres vivos, por muy bien que creáis que están, no es verdad. ( Pero esto daría para otro email)
Cómo te decía, estos perros tienen la suerte de contar con el apoyo de una familia consciente, una familia que sabía que esos perros iban a necesitar de su ayuda, comprensión y tiempo para poder salir a la calle en calma.
Estoy muy orgullosa de lo que están aprendiendo, porque más allá de lo que también aprenden los perros, la tarea más difícil para mí, es empoderar a las familias para que salgan a la calle con herramientas para saber qué hacer en cada momento cuando surjan las dificultades, cómo cuando se cruzan con otros perros y se ponen nerviosos.
Lo más importante ha sido enseñarles a entender cómo se sentían sus perros emocionalmente y qué ejercicios hacer para saber cómo ayudarles.
El regalo más grande que les ha traído la vida a estos perros, además de encontrar una familia tan implicada y dulce, ha sido que aprendieran a entenderlos y a comunicarse con ellos para conseguir una convivencia cada vez más tranquila y feliz.
Todos necesitamos ayuda en algún momento de nuestra vida, cuando reaccionamos mal ante algún problema y lo último que esperaríamos, es que en lugar de entendernos , nos pusieran un collar eléctrico para que dejásemos de ladrar, hablar, o quejarnos que es lo mismo.
Ya es hora de decir la verdad, y es que es más fácil hacer que el otro deje de hacer lo que nos molesta forzándolo con dolor o castigo, que hacer el esfuerzo de entender, empatizar y ponernos en su lugar para que juntos y con ayuda de un terapeuta-educador nos enseñen cómo arreglar los problemas.
Para los que crean que todos los problemas se pueden solucionar o mejorar hablando de forma en que el otro te entienda, a lo mejor esto les interesa.
SERVICIOS DE EDUCACIÓN CANINA EMOCIONAL