Quien soy…

Me llamo Elisabeth Cano, soy traductora canina.

Llevo toda mi vida viviendo, observando y aprendiendo a comunicarme con los perros.

Nací con la necesidad de compartir mi vida con ellos, actualmente mis 5 perros son parte de mi familia, ellos me enseñan cada día cosas nuevas, qué les motiva a hacer lo que hacen, qué emociones sienten en cada momento, como quieren que sean sus vidas conmigo… Se comunican conmigo y entre ellos continuamente.

Tenemos una relación maravillosa de comunicación y confianza mutua.

Hace unos años, cayó en mis manos un libro de Patricia McConell que cambió mi vida, poniendo sentido a lo que de verdad quería hacer, a través  de la traducción que hacía sobre cómo ven su vida los perros junto a nosotros.  Había escrito un libro para explicar qué sienten, al tener que vivir una vida de costumbres humanas en lugar de poder ser simplemente perros, y cómo  interpretan los humanos lo que dicen y hacen los perros, de forma totalmente equivocada.

Esto  sirvió como detonante para darme cuenta que tenía que aprovechar todo lo que había aprendido y que tenía algo que  aportar al mundo para mejorar la vida de  perros y  humanos si les enseñaba a comunicarse. Empecé entonces a formarme en educación, adiestramiento y comunicación canina, psicología, gestión y trastornos emocionales aplicados al perro y problemas del comportamiento.

Los siguientes años me dediqué a traducir comportamientos y a “educar perros” bajo el punto de vista humano.

Descubrí entonces, que era más fácil ayudar a los perros cuando los humanos tenían una vida feliz y en calma, porque eso es lo que transmitían, siendo más complicado cuando sus vidas no estaban en orden y estaban nerviosos y estresados .

Esto me llevó a iniciarme en  Meditación con perros, Aromaterapia con aceites esenciales y flores de Bach, que me han sido de gran ayuda para tratar problemas emocionales de comportamiento como herramientas añadidas al soporte de las terapias de reconducción de conductas, educación y  adiestramiento.

Pero lo más importante aún, vino después.

La vida me llevó a coincidir con una persona muy especial, que me enseñó a conocer a los perros desde otro punto de vista, me mostró a los que tenían problemas emocionales serios, de tristeza y soledad por el abandono y no tener la suerte de estar protegidos por una familia humana. 

 Tenía un refugio para perros abandonados. 

Estuve colaborando con él durante cuatro años.

 Fue el mayor aprendizaje de vida que he tenido o uno de los más importantes, aquello me motivó a aprender más, para ayudar mejor.

Allí aprendí realmente lo importante que era ayudar a los humanos a resolver los problemas con sus perros para evitar los abandonos o que sean regalados.

Hoy, mi misión de vida es darles voz, para que humanos y perros puedan recuperar el placer de disfrutar de una vida plena juntos y evitar así, que centros como aquel tengan que existir.  

Así nació la idea de una escuela de educación canina diferente, un proyecto que une , la educación canina, el adiestramiento y el equilibrio emocional del perro y del humano por igual,  y el aprendizaje de un idioma común, para lograr una convivencia feliz, desde la calma y el respeto.

Trabajamos para conseguir integrar a perros y humanos y lograr vidas felices.