Mira,
El otro día estaba sentada con mi café en un sitio al que voy cada mañana a desayunar,
uno de esos sitios en los que te sientes cómoda
y ya casi es como entrar al comedor de tu casa.
En la mesa de al lado había varias personas hablando sobre la vida y los perros, que para mí es lo mismo.
De tan integrados que los siento, veo caras de perros por la calle en lugar de gente…
Pero a lo que iba,
no me gusta ser cotilla pero una no puede evitar escuchar la conversación de las mesas de
al lado, sobre todo cuando hablan de perros,
( qué quieres que te diga, es como un resorte automático que se dispara solo, al oír la
palabra perro… mucha gente no entiende esto que me pasa, pero los que me conocen, ya sí…)
como te decía,
estaban disertando sobre lo cabrones que son algunos perros,
en concreto uno,
el suyo,
un bichón maltés de 4 meses, que corría por toda la casa,
ladraba a todo lo que se movía y se comía los calcetines cuando se los descuidaban por el suelo.
A mi lo que me flipa, es que no supiesen por qué lo hacía y más allá de eso, que no
entendiesen que se habían ido a vivir con un niño pequeño de un año
( edad mental humana se entiende)
No entendían por qué era tan nervioso, decía, y cómo había tenido la mala suerte de ir a elegir al peor de la camada.
En este punto en el que me empezaba a poner violeta,
(esos momentos en el que, los que me conocen, empiezan a sudar y al lanzarme señales
de advertencia con la mirada, con la cara roja como el culo de un mandril,
para que me calle y no se me escape un bufido)
no pude evitar pensar en que, qué jodido lo tienen los perros para vivir entre nosotros, sin
asustarse de nuestros gritos, cuando hacen lo que para ellos es natural, como hablar
ladrando, jugar con los calcetines o mearse allí donde sienten ganas…
Y todo esto, que es natural como la vida misma para ellos, a nosotros, pobres humanos que
no nos enteramos de nada aunque nos creamos los Dioses del planeta, nos crispa los
nervios y empezamos a gritar como loros y a castigar sin saber ni como explicar lo que nos
está molestando tanto.
Por eso tenemos tantos problemas entre perros y humanos porque no se entiende ni Dios.
Los perros estoy convencida de que piensan que somos un poco anormales, porque tan
pronto les sonríen, como les sueltan un berrido sin entender qué ha pasado ahora.
Por eso me dedico a esto de traducir idiomas,
el de tu perro,
y el tuyo.
Para los que quieren una vida fácil,
sin problemas,
y disfrutar con su perro sin tener que gritar ni enfadarse…
AQUÍ.